domingo, 30 de agosto de 2015

¡Díganme que es mentira!


¿Alguna vez han viajado a lugar a donde no creyeron llegar jamás?
Yo sí, en el momento en el que topé con el iris de sus ojos...

En tan sólo unos instantes un mar de constelaciones diluviaron dentro de mi pecho, los planetas sincronizaron sus rutas y en todo el universo hubo eclipses que llenaron la totalidad de una oscuridad sosegada, fresca, penetrante.
Yo era un ser minúsculo ante la infinidad de un cielo encerrado entre pestañas. Sus ojos eran cárcel y yo malhechor; eran religión y yo ignorante sumiso; eran deidad y yo un simple mortal.
   
¡Díganme que esto es mentira! O de otra manera, no podré vivir sabiendo que existes y no te tengo, que existes y no te pertenezco...
¡Díganme que esto es mentira! 
O cuando menos, escondan a esa criminal que asesina las esperanzas que ella misma forja, que borra las huellas de un homicidio amoroso, cicatrizante... 


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