martes, 1 de septiembre de 2015

Se cierra el telón.

     11:59, el telón ya ha caído desde hace algunas horas y este actor se escabulle entre las sábanas y la oscuridad. Como cortina, la negrura inerte se apoderó de este lado del planeta mientras los grillos comienzan su concierto sinfónico recalcitrante. 
     Afuera, uno que otro adulto fuma un cigarrillo mientras sus hijos yacen dormidos en sus cálidas camas después de haberles leído un cuento. Los vecinos del apartamento de arriba gozan del sexo ameno, y yo, me encuentro sentado en un sillón sucio y malgastado escribiendo una sarta de estupideces que me sirven como túnel de escape hacia ese vacío impasible.
     Así, entre gemidos, olor de tabaco y sueños infantiles, mi noche parece alargarse con el silbido de un viento sordo y un bolígrafo incondicional... ¿Será que esta inopia me vuelve invisible? 
     En fin, mientras la ciudad se cae a pedazos junto con mi alma que aúlla silencios, tomaré un trago de amargas letras... ¡Salud!


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