domingo, 26 de junio de 2016

Enamorado de una impostora (primera parte).

«Su nombre era Gretchen. Hacía algunas semanas que había llegado a la ciudad después de un largo viaje desde Alemania. A pesar de ser extranjera, hablaba español como una verdadera mexicana. Era muy gracioso oírla decir "wey", "ya se amoló la cosa" o "pinche chamaco" (sus frases más típicas). Pelirroja, de tez clara y con pecas en la cara, gustaba de mi compañía. El día de su llegada y después de su presentación frente al grupo, tomó asiento a mi lado, susurró un dulce "Hola" e inmediatamente se quedó quieta, atenta a cada palabra que salía del maestro Eduardo. 
     Casi nunca recuerdo cómo conocí a alguien, pero por lo menos tenía presentes algunas vivencias. Sin embargo, por alguna razón no recordaba absolutamente nada de ella (a excepción del día en que apareció y ahora, que estaba a mi lado). Vestía una falda que le llegaba hasta las rodillas y una blusa floreada con un ligero escote que dejaba lucir ligeramente unos pechos firmes, abismales. Nadie decía nada; ella pintaba y yo la observaba. Sobre el viento viajaban frases, una canción apacible y miles de sentimientos. 
     Eché un vistazo a su pintura: era una mujer...».

     Desperté. 

     «—No importa por qué ni para qué, apareciste en mi camino y punto. Y estoy aquí sin motivos, parado frente a ti, precisamente para provocarlos. 
     Me miraba. Sus ojos brillaban más que nunca; un mar de luces que me llevaban al naufragio. Por un momento no supe qué decir, estaba en shock. ¿Cómo pude permitir que me mirara? Levantó su mano hasta alcanzar mi mejilla y, con roces apenas perceptibles, paseaba su pulgar de oreja a labios. 
     —Acepto— me dijo. Me acercó a su boca y me besó. Sus labios eran blandos, jugosos, como mangos. Su piel desprendía un aroma a frutas y podía sentir su respiración tibia en mi rostro. El frío se adueñó de mi cuerpo; era extraño, parecía estar besando a un fantasma. 
     Nos separamos, jamás en mi vida había sentido un beso que me dejara en llamas, era un hombre incandescente. Abrí los ojos, ¡su apariencia había cambiado! Ahora era rubia, ojos color turquesa, un tanto espectrales. Inspiraban miedo a pesar de su hermosura. Era distinta en su imagen, pero tenía la certeza de que seguía siendo la misma persona. Nos dimos otro beso, y otro más. Nos sentamos en un banco mientras ella se acomodaba para empezar a pintar. Cuando cruzaba las piernas dejaba al descubierto un tatuaje de una amapola bien definida sobre el muslo derecho.  
     Nadie decía nada; ella pintaba y yo la observaba. Sobre el viento viajaban frases, una canción apacible y miles de sentimientos.
     Eché un vistazo a su pintura: era una mujer. Morena, candente, con unas pupilas penetrantes, como de jaguar...»

     Desperté. 
    
     «Nos despedimos con una caricia nocturna. 
     —Hasta nunca. Te deseo lo peor— dijo con una sonrisa. 
     —Me lo merezco— respondí con una sonrisa igual de radiante. Estaba feliz. Los finales felices también se dan entre las grietas. Nos sentamos unos minutos en la cama, ella sacó su lienzo y comenzó a pintar. Nadie decía nada; ella pintaba y yo la observaba. Sobre el viento viajaban frases, una canción apacible y miles de sentimientos. Eché un vistazo a su pintura: era una mujer. Morena, candente, con una pupilas penetrantes, como de jaguar. Estaba desnuda, la cintura no estaba tan marcada pero era sensual; los cabellos cubrían sus pechos y sobre su ombligo resbalaba miel, que parecía brotar de ahí mismo y caía hasta el recinto sagrado. 
     —He terminado— anunció, mientras ponía la última gota de rojo sobre la cereza que colocó en la vagina. Levanté la mirada y la mujer rubia había desaparecido, como lo hizo antes la pelirroja. La mujer de la pintura ahora estaba sentada a mi lado con una cereza entre las piernas. La tomó entre sus dedos y se la llevó a la boca. Después se levantó y salió de la habitación. 
     Seguía desnuda».

     Desperté. 

     


Pintura: Juben C. Iwag

4 comentarios:

  1. Nunca había leído algo como esto, no sabes cuánto me ha gustado y es primera vez que me siento tan feliz de leer "primera parte" porque ahora sé que vendrá más. Esperaré con ansias.

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    1. ¡Muchas gracias Kéllyta!
      Ya en un rato andaré subiendo la segunda parte :D
      ¡Saludos!

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  2. Son de esas lineas que te gustan porque saben muy bien de que hablan XD
    ¿Segunda parte? Espero no tarde pronto :D

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