viernes, 27 de noviembre de 2015

El vato con gotas.

     —Ver el paisaje me produce melancolía...
     —¿Ah sí?
     —Sí, es decir, estar en el centro de la ciudad y ver las manifestaciones, a los extranjeros, la señora que lee las cartas del tarot, los policías.
     Me quedé mudo. Era como si mis pensamientos hubieran hablado a través de su boca. Ninguno de los dos pronunció otra palabra, y caminamos taciturnos, abstraídos. Desde aquél incidente en la escuela mi día no había ido muy bien, al menos para conmigo.
     Cada paso era un plomazo en mi pecho, ¿qué carajo sucedía?
     Seguí deambulando, pensando. De pronto caí en cuenta: tenía miedo. Tenía miedo, y aún más tenebroso me parecía no saber siquiera cuál era mi temor. 
     Llegamos al lugar donde trabajaban los padres de una de nuestras amigas, y tomé asiento. Un alivio de descanso recorrió mi cuerpo, aunque la tensión seguía dentro. Dirigí mi mirada hacia un todo que pronto se convirtió en nada y, sin más, todo parecía nublarse. 
     Un mundo de ideas revolucionaba en mi cabeza; gritaban, chocaban, estallaban. Cada individuo que frente a mí pasaba, lucía como una sombra amenazante. Cada palabra emitida sonaba como estruendo de guerra.
     Las lágrima no salieron por los ojos... ¡Vaya cliché!


domingo, 22 de noviembre de 2015

Contrato.

     Toma asiento.
     Esto que ves aquí, es un pequeño trato que quiero proponerte. Escucha:

«CONTRATO DE UNIÓN.

     En la ciudad de México, Distrito Federal, a los 22 (veintidós) días del mes de Noviembre del año 2015 (dos mil quince), informo que yo, el C. Misael Mejía Rojas, en carácter de un interés afectuoso, hago informe a usted C. ___________________ de esta Propuesta de Amor eterno o temporal, bajo las siguientes declaraciones y cláusulas: 

A N T E C E D E N T E S

      I.- Declaro como interesado, ser dueño en posesión y pleno dominio de un corazón que, aunque herido y malgastado, está dispuesto a morir una vez más.

     II.- Dicha propiedad se encuentra localizada en las profundidades del pecho, mismo en el cuál, usted podrá recostarse y acurrucarse cuando tenga necesidad, cuando le falte el aliento por alguna tristeza, o simplemente requiera de un dulce momento de cariño.

     III.- Así mismo, prevengo que, este pequeño órgano consta de venas, arterias, válvulas y ventrículos por donde fluye sinceridad, frases empalagosas y coraje de hierro.

     IV.- Ha de saber señorita, que por la mente de este iluso soñador han pasado infinidad de mujeres hermosas y radiantes; Ha de saber, que no es difícil que una dama me guste, o que logre cautivarme con la sensualidad de unas curvas enervantes. La diferencia entre usted y las demás, querida mía, es que la he ELEGIDO. Y la he elegido porque hay algo en sus ojos color marrón, en sus labios de Cenicienta, en su cuerpo de Afrodita y su inocencia de Artemisa; hay algo en todo ese conjunto de perfección que le hace digna acreedora de este amor de manicomio, que no cualquier fémina puede poseer.

D E C L A R A C I O N E S

     I.- Aquí, dentro de este mundo, jamás me había encontrado con semejante misterio. La luz de su mirada y la exquisitez de su sonrisa son un pasaje a otro planeta de perdiciones paradisíacas. 

     II.- No me importaría caer en un abismo, si antes tuve la dicha de estrechar su mano.

C L Á U S U L A S

     I.- Este será un convenio de unión de soledades.

     II.- Ofrezco momentos que a usted le sabrán a gloria, besos de perdición y caricias de otro universo. A cambio, pido su presencia, el calor de palabras al oído y noches en las que, acostados en el césped, admiremos las estrellas. 

     III.- Yo, mi alma y mi ser, otorgo real y fantásticamente, de hoy y para siempre (o lo que usted quiera que dure este eternidad) lo que promete ser la octava maravilla del mundo.

     IV.- ¿Cuál es el precio? Mujer, quedará perdidamente enamorada, tanto que cuando esto termine, sentirá desfallecer, las piernas le flaquearán y a la luz de una vela, sufrirá insomnios de recuerdos bellos».

     Así que, señorita, el bolígrafo está en la mesa, los sentimientos al aire y mis esperanzas gritando impacientes... En fin, todo este embrollo que aparenta ser jurídico, esconde dentro de él una simple informalidad: ¿Quieres ser mi novia?




sábado, 14 de noviembre de 2015

Insecto urbano.

"Hoy quiero vivir sin darme cuenta".
                                     -Fragmento de la historieta 'Mafalda'

     Queda una hora y cuarenta y nueve minutos para que acabe el día, y los quiero vivir en mi mundo. 
     Hoy, no quiero saber nada de atentados terroristas en París, o de la niña que llora en el departamento vecino. Hoy quiero ser insensible al dolor ajeno, un simple forastero que descubre su ciudad interior. ¿Y qué si el país está en crisis y miles de inocentes mueren? ¿Y que si no me martirizo por las injusticias? Al fin y al cabo, mi lamento no hará que un 'Dios omnipotente' se apiade de estas desgracias.
     Hoy, quiero morir en mis pensamientos, sumergirme, naufragar y resucitar. Quiero despedirme de todos hasta que el reloj marque la medianoche. 
     Tic-tac...¡Qué interesante parece el segundero del reloj cuando desapareces tú, y tú, y tú!
     Hoy, el cuadro en la pared sólo será una pintura, garabatos sin vida ni expresión.
     Hoy no hay indignación, no hay multitudes, no hay amor, nada. Dejaré por un momento salir a mi bestial intimidad; machacaré corazones rotos, exprimiré ilusiones, me olvidaré del romance y me conservaré impasible; beberé alcohol como desquiciado hasta destrozar mi hígado, y fumaré hasta extinguir mis pulmones. Dejaré atrás el dolor de amistades desvanecidas y diré adiós a las tormentas.
     Hoy, todo será blanco y negro. No habrá buzón de quejas, dudas ni sugerencias. 
     Voy a exiliarme de la razón.
     Voy a vivir en la locura.
     Voy a ser tantito estúpido.
     Voy a ser ignorante.
     Voy a arrancarme el corazón del pecho y no seré un romántico empedernido.
     Hoy, sobre un papel amarillento y roído, escribiré mi última noción de amor.

     Un descansito 'nomás'...


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Te soñé.

"Nuevamente te soñé. Sigo preguntándome ¿por qué me desperté?"
                                                                          -Vicente García


     Crucé la verja y me detuve.
     Desde que salí de la cama hasta ese momento me sentía intranquilo, con el pecho punzante, como a la espera de que algo sucediera. Eché un vistazo a mi alrededor; la gente aún dormía y la oscuridad urbana se mostraba afable, bondadosa. A la izquierda, el árbol de jacaranda se ondeaba con ligereza, el viento corría con parsimonia, y algún pájaro madrugador chillaba su primer canto.
     Levanté la mirada y me encontré con un cielo sin nubes. Las estrellas lucían con una débil pero encantadora luz. 
     ¿Había visto esto antes? 
     Unos nervios glaciales me atacaron. No lograba moldear mis pensamientos y, de la nada, un recuerdo estalló dentro de mí. Pronto caí en cuenta de que aquel recuerdo era el sueño que había tenido esa misma noche. ¡Y qué sueño!
     Ese mismo cielo nocturno, las mismas estrellas opacas, la jacaranda danzante y el ave cantora. Todos ellos formaban parte de una misma ilusión. 
     La única diferencia: aquí, en la realidad, no estabas tú. 
     En mi sueño todo era perfecto. No había sexo, ni besos, ni caricias, tan sólo nuestras manos entrelazadas y nuestros cuerpos tirados en el pasto verde . Yo te regalaba la estrella más brillante y tú me obsequiabas tu sonrisa de aurora. 
     No necesitaba alas para volar, con tus ojos me bastaba. 
     No, ni siquiera la Luna había podido resistir a tu encanto y brillaba con una intensidad aterradora. Y, después de todo, cruzamos las miradas. Momento en el cual cerré lentamente los ojos, mientras simultáneamente los abría volviendo a lo real. 
     Y todo sigue igual...
   

martes, 3 de noviembre de 2015

Ocho años después.

     Aquella tarde, bajo un Sol apacible, y rodeados de curiosos, esas cuatro palabras resonaban en mis oídos tranquilamente. Cuatro palabras y un abrazo, nada más, fueron suficientes para que la inocencia del amor infantil naciera y se esfumara al día siguiente. "¿Quieres ser mi novio?", había dicho ella como un zarpazo; "Sí", y no dijimos más. 
     Y realmente no dijimos más, al menos durante los años posteriores. 
     Han pasado ocho años desde aquél encuentro en el parque deportivo del pueblo.
     Han pasado ocho años, y nunca, nunca, nunca, pude probar sus labios. Labios que, ocho años después, ya no lucen tiernos y coquetos, sino fogosos y lascivos, seductores y exquisitos.
     Han pasado ocho años, y nunca, nunca, nunca, puede observar sus ojos. Ojos que, ocho años después, no son más ingenuidad ni pureza, sino perdición, aeroplanos que te elevan a lo desconocido y el café que acompaña tus desvelos. Ojos que, seguro estoy, han sido culpables de que, uno que otro cuerdo perdiera la razón, y de que algunos tontos te entregaran el corazón.
     Han pasado ocho años, y nunca, nunca, nunca, pude sentir su respiración. Ni sus caricias. Ni sus besos. 
     Ninguna utopía puede ser comparada con estos pedacitos de sueños que aún respiran y subsisten en mis deseos. Ninguna mujer, puede ser comparada con la que ahora, con su figura delgada y piel fina, se empeña en vivir en mis pensamientos. 
     Han pasado ocho años, y sin embargo, estoy anclado a ti como cuando te conocí a los cinco; o cuando nos escribíamos cartas; o cuando jugábamos a "las escondidas". 
     A ocho años de sequía;
     A ocho años de ilusiones;
     A ocho años de esperanza;
     Ocho años después me pregunto, ¿aquella tarde fue real?