miércoles, 26 de agosto de 2015

Un capítulo más.

      *Abro capítulo*

     No nos quedemos encerrados en la monotonía problemática de la frustración. Sonriamos y dejemos que la gente se pregunte por qué lo haces. Y, al final, que te siga y se acerque un poco a la utópica idea de la Felicidad...

     Día con día un capítulo más se escribe en este libro que poco a poco se consume, en años, en experiencias, en delicias. El tic-tac retumba en mi oído como diciendo: "¿Qué haces viviendo en la realidad?". No soy más que un cobarde que se limita a sobrevivir bajo las leyes de las matemáticas y la física; de la química y la lógica; pero ¿y luego? 
     ¡Qué monstruosamente destructiva resulta esta objetividad castrante y tediosa!
     ¡No! No quiero vivir bajo las normas científicas y sociales ¡Soy un poeta, carajo!
     ¡Quiero vivir en la metáfora, en los poemas de Benedetti, en la vulgaridad de Bukowski, en la complejidad de Nietszche! Pero sobre todo, quiero vivir en mis profundidades, en las hojas de este cuaderno que se desprenden diariamente en cuenta regresiva hacia la muerte. 

     Cierro los ojos y abro mi alma, paso las páginas y en ocasiones regreso, para leer el goce del primer beso, el dolor de los errores y el arrepentimiento de lo que no fue. ¿Qué hago metido en este cobarde sistema mediático de veracidades dolientes? Es hora de escapar, y de sumergirse en un naufragio voluntario al mundo inmaterial, a los sueños, a ese universo que se esconde dentro de la almohada.
    ¿Sabato?
    ¿Hesse?
    ¿Azuela?
    ¿King?
    ¿Serna?
    ¿En dónde están? ¡Llévenme con ustedes! ¡No quiero que se escriba un capítulo más para esta realidad corta-piernas, insuficiente y banal! 
     
    *Punto final* 
     


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