Toma asiento.
Esto que ves aquí, es un pequeño trato que quiero proponerte. Escucha:
En la ciudad de México, Distrito Federal, a los 22 (veintidós) días del mes de Noviembre del año 2015 (dos mil quince), informo que yo, el C. Misael Mejía Rojas, en carácter de un interés afectuoso, hago informe a usted C. ___________________ de esta Propuesta de Amor eterno o temporal, bajo las siguientes declaraciones y cláusulas:
A N T E C E D E N T E S
I.- Declaro como interesado, ser dueño en posesión y pleno dominio de un corazón que, aunque herido y malgastado, está dispuesto a morir una vez más.
II.- Dicha propiedad se encuentra localizada en las profundidades del pecho, mismo en el cuál, usted podrá recostarse y acurrucarse cuando tenga necesidad, cuando le falte el aliento por alguna tristeza, o simplemente requiera de un dulce momento de cariño.
III.- Así mismo, prevengo que, este pequeño órgano consta de venas, arterias, válvulas y ventrículos por donde fluye sinceridad, frases empalagosas y coraje de hierro.
IV.- Ha de saber señorita, que por la mente de este iluso soñador han pasado infinidad de mujeres hermosas y radiantes; Ha de saber, que no es difícil que una dama me guste, o que logre cautivarme con la sensualidad de unas curvas enervantes. La diferencia entre usted y las demás, querida mía, es que la he ELEGIDO. Y la he elegido porque hay algo en sus ojos color marrón, en sus labios de Cenicienta, en su cuerpo de Afrodita y su inocencia de Artemisa; hay algo en todo ese conjunto de perfección que le hace digna acreedora de este amor de manicomio, que no cualquier fémina puede poseer.
D E C L A R A C I O N E S
I.- Aquí, dentro de este mundo, jamás me había encontrado con semejante misterio. La luz de su mirada y la exquisitez de su sonrisa son un pasaje a otro planeta de perdiciones paradisíacas.
II.- No me importaría caer en un abismo, si antes tuve la dicha de estrechar su mano.
C L Á U S U L A S
I.- Este será un convenio de unión de soledades.
II.- Ofrezco momentos que a usted le sabrán a gloria, besos de perdición y caricias de otro universo. A cambio, pido su presencia, el calor de palabras al oído y noches en las que, acostados en el césped, admiremos las estrellas.
III.- Yo, mi alma y mi ser, otorgo real y fantásticamente, de hoy y para siempre (o lo que usted quiera que dure este eternidad) lo que promete ser la octava maravilla del mundo.
IV.- ¿Cuál es el precio? Mujer, quedará perdidamente enamorada, tanto que cuando esto termine, sentirá desfallecer, las piernas le flaquearán y a la luz de una vela, sufrirá insomnios de recuerdos bellos».
Así que, señorita, el bolígrafo está en la mesa, los sentimientos al aire y mis esperanzas gritando impacientes... En fin, todo este embrollo que aparenta ser jurídico, esconde dentro de él una simple informalidad: ¿Quieres ser mi novia?