...Un campo de fuerza rodeo el ambiente cuando mis ojos la vieron. Lentamente sentía como mi corazón golpeaba con firmeza y me empujaba a seguir caminando, mientras mis pies parecían responder a una energía magnética. Mi vista se nubló en una inefable oscuridad y quedó inmóvil.
—Hola.
Respondí el saludo mientras contemplaba lo increíblemente hermosa que lucía, con su chaqueta azul y blusa a rayas; su falda coqueta y mayas oscuras. Sus pupilas se tornaron de un negro intenso y brillante, y el cabello se acomodaba a la perfección.
Como imán, aquella silueta de colores me atraía sin intención. Mi cuerpo ya no obedecía órdenes, era un anarquista sumiso a corrientes de seducción y lascivia.
Fue un viaje infinito e inerte de tan sólo unos segundos; instantes de magnetismo en los que perdí mi ser, para depositarlo en donde no tiene futuro...
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